Un farol de hierro forjado, de más de diez kilos de peso, cayó ayer desde cuatro metros de altura de uno de los laterales de la Plaça Major de Palma, una de las zonas más transitadas del centro de Ciutat. El incidente acabó de encender los ánimos de los comerciantes y vecinos, que llevan meses denunciando que casi cada semana caen losas de las columnas y paredes del recinto, con el consiguiente peligro para la integridad de los viandantes.
«Lo que está ocurriendo aquí es una auténtica vergüenza, algún día pasará algo grave y entonces se tomarán medidas, cuando ya es tarde», señaló indignada la dueña de una tienda próxima al lugar donde había caído el farol. Media hora después la Policía Local compareció en la Plaça Major, pero los agentes explicaron a los vecinos que se trataba de un tema «competencia de Emaya», ya que nadie había resultado herido.
Los cuatro accesos a la plaza -desde la calle Colom, las escaleras de las Ramblas, Sant Miquel y Sindicat- se encuentran en idéntico estado de deterioro, con paredes desconchadas y columnas «desnudas» porque las losas se han caído. Sin embargo, el incidente de ayer del farol fue todavía más criticado: «Segundos antes de que se desplomara aquella lámpara había pasado por ahí un señor y Dios sabe lo que habría pasado si le llega a alcanzar en la cabeza», contó el encargado de una cafetería, que recordó que por estas fechas se instala un mercadillo en la plaza y que la afluencia de visitantes, que un día normal ya es elevada, se multiplica. Otro aspecto que preocupa a los comerciantes y residentes es el deterioro imparable de imagen que se deriva de la caída de baldosas, losas y faroles: «De noche, hay veces que da miedo pasear por la plaza por los individuos que merodean por aquí; por eso ahora sólo nos faltaba que las paredes se caigan a trozos», añadió el mismo trabajador.