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La autopsia desvelará si la muerte del vecino de Sant Llorenç fue violenta

Una comisión judicial presenció ayer la exhumación de los restos mortales en el cementerio de la localidad

Los trabajadores del cementerio de Sant Llorenç sacaron ayer los restos mortales del nicho. Foto: A. SEPÚLVEDA

JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
El vecino de Sant Llorenç que murió en julio en extrañas circunstancias fue exhumado ayer en el cementerio municipal en presencia de una comisión judicial y en las próximas horas se le realizará la autopsia para determinar si existen indicios de muerte violenta. Tal y como adelantamos ayer, el hombre murió supuestamente de un infarto en su finca, pero existen dudas al respecto y la jueza del caso ha ordenado un examen forense.

La magistrada, varios funcionarios del juzgado, la forense y la Policía Judicial de la Guardia Civil de Manacor se desplazaron a las diez y media de la mañana al camposanto, donde un trabajador les estaba esperando para abrir la lápida del nicho del fallecido. La víctima había recibido sepultura a finales del mes de julio y los enterradores sacaron los restos mortales del ataúd y los introdujeron en una saca, que fue trasladada directamente al cementerio de Palma, según confirmaron en fuentes de la Guardia Civil. La exhumación duró apenas veinte minutos y no llamó la atención de los visitantes del cementerio porque la zona de nichos está apartada del paseo principal.

Las fuentes consultadas ayer añadieron que la investigación benemérita depende en gran medida del resultado de la autopsia, ya que en su día no se realizó una inspección ocular en la finca donde falleció el vecino de Sant Llorenç ni tampoco se tomó declaración a posibles sospechosos. Los terrenos donde trabajaba con un tractor el fallecido se encuentran en las afueras de la localidad y el pasado 20 de julio otro vecino se lo encontró sin vida, por lo que procedió a subirlo a su coche y trasladarlo hasta el pueblo, donde no se pudo hacer nada por él.

Un médico certificó el óbito aparentemente por causas naturales, en concreto por un infarto de miocardio, y el juez de paz no judicializó el caso, por lo que días después el hombre, de unos 60 años, fue enterrado en un nicho del cementerio de Sant Llorenç. Pero en las semanas sucesivas surgieron ciertos comentarios que apuntaban a la posibilidad de que la víctima hubiera sido enterrado con precipitación, ya que al parecer presentaba unos golpes o hematomas en el rostro que no se tomaron en cuenta. En este sentido, la justificación a este posible «despiste» pudo ser la explicación que dio el vecino que encontró el cadáver y que indicó que podría haberse caído del tractor, de ahí las magulladuras en la cara.

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