El Grupo de Extranjería de la policía ha detenido a tres nigerianas, que están acusadas de extorsionar a una compatriota para que se prostituyera en las Avenidas de Palma para pagar la deuda por haberla ayudado a entrar en España. Según la policía, estas mujeres pertenecen a una red que se dedica a la explotación de inmigrantes. Las detenidas son Omoze a., de 20 años de edad, considerada la cabecilla del grupo; Cintia A, de 24 años, y Precious E., de 23. Todas ellas están acusadas de los delitos contra los derechos de los trabajadores, inducción a la prostitución, lesiones y amenazas.
La policía inició la investigación a mitad del mes de julio. Una joven nigeriana acudió a las oficinas policiales para denunciar que unas compatriotas suyas le habían propinado una paliza. A través de la conversación con los agentes explicó que ella había sido captada por una red de inmigración que le propuso, a cambio de poder salir de su país y entrar en España, que asumiera una deuda de 35 mil dólares. Para evitar que huyera una vez que ya estaba en Europa la organización le retiraba el pasaporte a la mujer y la obligaba a trabajar como prostituta en la calle.
Esta joven se situó para trabajar en diferentes zonas de las Avenidas de Palma. Gracias a sus ingresos pudo pagar a plazos parte de la deuda (unos 20 mil dólares). Sin embargo, la joven cayó enferma y anunció a sus tres compatriotas (que la controlaban para que trabajara) que no podía continuar ejerciendo la prostitución porque su salud se lo impedía. Según ha podido averiguar la policía, las detenidas no tuvieron ningún tipo de compasión con esta mujer y al negarse a trabajar fue sometida, como mínimo, a tres palizas. Tras la última agresión, la víctima acudió a la policía a denunciar los hechos.
La policía, además de detener a estas mujeres, también registró el piso donde vivían, que está situado en la calle Pascual Ribot de Palma. Allí se encontró una importante cantidad económica en metálico. En concreto había 1.730 euros y se sospecha que este dinero era parte del que había entregado la denunciante y que la cabecilla del grupo guardaba para enviar a los otros integrantes de la red.