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Una mujer se inventa un embarazo para conseguir una cuantiosa fortuna

Falsificó un certificado médico de asistencia a un parto y logró inscribir en el registro civil al niño que nunca tuvo

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Una vecina de LLucmajor, llamada Esperanza Z.P., ha sido condenada por inventarse un embarazo para hacerse con la herencia de un hombre, soltero, que al morir dejó un cuantioso patrimonio. La mujer, además, falsificó la firma de un médico en un certificado en el que aseguraba que la había asistido al parto y de esta forma consiguió inscribir en el registro a un niño que aún no había nacido. La acusada, defendida por la abogada Carmen López, aceptó los hechos y una condena de casi dos años de prisión, ante los ocho años que se le reclamaban en un principio. También se le condena a que indemnice a los herederos del fallecido con 22.406 euros por los daños y perjuicios que sufrieron tras este falso embarazo.

La persona que se murió era un hombre soltero y sin descendencia, cuyos herederos eran sus cuatro hermanos. Este hombre era constructor y al morir tenía pendientes de pago una serie de créditos por unas obras que realizaba. Para afrontar estos pagos los hermanos iniciaron los trámites legales para aceptar la herencia y así poder solucionar las cuestiones pendientes con los bancos. Sin embargo, a mitad del año 2000 Esperanza concertó una reunión en el despacho de su abogado. Ella se colocó una especie de cojín en la barriga y anunció que era la novia del hombre fallecido y que estaba esperando un hijo suyo.

Lógicamente esta situación llegó a oidos del juez, que paralizó el expediente de declaración de herederos. Los cuatro hermanos del fallecido se creyeron la versión de la mujer y transcurridos varios meses quisieron conocer a su sobrino, convencidos de que era el heredero de la cuantiosa fortuna y un miembro más de la familia. Sin embargo, Esperanza les decía todo tipo de excusas, desde que el niño estaba el cuidado de su madre o que había que tenido que ingresarlo en un hospital de la Península porque el pequeño tenía una extraña enfermedad.

Los familiares contrataron los servicios del letrado Ricardo Campoy, que comenzó a investigar el caso. Se comprobó que el niño estaba inscrito en el registro civil de Palma y que se había presentado un certificado firmado por un médico. Al llamar a declarar a este facultativo confirmó que le habían falsificado la firma.

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