La policía alemana confirmó ayer tarde que la colisión ocurrida a última hora de la noche del lunes entre un avión de pasajeros ruso, que viajaba de Moscú a Barcelona, y uno de carga, causó 71 muertos, de los que 52 son menores. El avión ruso era un Tupolev 154 de la compañía Bashkirian Airlines, en el que viajaban 69 personas. El otro avión era un Boeing 757 de la empresa DHL, que volaba de Bérgamo, en Italia, a Bruselas, y en el que sólo viajaban el piloto británico y un copiloto canadiense.
En una rueda de prensa del Gobierno de Baden-Württenberg, a la que asistió también el ministro federal de Transportes, Kurt Bodewig, se informó de que ayer tarde se habían encontrado 57 lugares en los que estaban esparcidos restos humanos. Los dos aviones, tras chocar, cayeron en llamas. El jefe del gobierno regional del citado Estado federado, Erwin Teufel, informó de que 800 agentes y 550 voluntarios de los Cuerpos de Bomberos, de la Cruz Roja y de organizaciones de Protección Civil participan en las labores de rastreo que empezaron poco después de producirse el accidente.
Además de a las víctimas, los equipos buscan la segunda caja negra ya que hasta ayer tarde sólo se había encontrado la del Tupolev. Los investigadores esperan que las grabaciones de las cajas negras revelen lo ocurrido en los últimos segundos antes del accidente, que pueden determinar los sucedido después. Los dos aviones chocaron en el espacio aéreo alemán, cerca del lago de Constanza. Ambos habían bajado de altitud para evitar la colisión, pero no lograron evitarla, informó ayer la sociedad suiza de control aéreo Skyguide.
En una conferencia de prensa celebrada en Zúrich, Skyguide presentó ayer sus primeras conclusiones provisionales sobre el accidente. Al comprobar que los dos aparatos volaban a 36.000 pies de altitud (11.000 metros), la torre de control pidió tres veces al piloto del Tupolev que bajase 700 pies (213 metros). El piloto del avión ruso no respondió, pero finalmente perdió altura, explicó el portavoz de Skyguide, según el cual mientras tanto el sistema automático de alarma del Boeing de carga ordenó al piloto perder también altura. Los dos aviones colisionaron a 35.300 pies de altitud.