La Policía Judicial de la Guardia Civil de Pollença ha desarticulado una banda de rumanos y moldavos que se dedicaban a robar tarjetas de crédito en Mallorca para luego comprar objetos de lujo que enviaban por correo a sus países. Una vez allí, los efectos eran vendidos en el 'mercado negro' a un precio muy inferior al real.
La investigación ha sido muy complejo, ya que los tres acusados eran auténticos especialistas y actuaban con gran discreción. Residían en un apartamento del Port de Pollença y su 'jornada laboral' consistía en visitar zonas turísticas y sustraer tarjetas de crédito al descuido o robando bolsos. También utilizaban el sistema de 'lazo libanés'; es decir, se apostaban en las inmediaciones de cajeros automáticos y esperaban que algún cliente introdujera la tarjeta. En la ranura habían colocado una pieza para bloquearla y así imposibilitar la operación. Cuando el usuario se disponía a entrar en el banco para explicar lo ocurrido uno de los miembros de la banda, que había permanecido en el exterior expectante, acudía al cajero y en cuestión de segundos se apoderaba de la tarjeta.
Además, habían conseguido que el cliente tecleara el número secreto, por lo que en las horas siguientes se dedicaban a visitar tiendas caras para adquirir artículos de lujos. Generalmente compraban colonias y ropa de primeras marcas, además de teléfonos móviles de última generación o aparatos electrónicos, que remitían por correo a Rumanía o Moldavia.
Allí, otros miembros de la banda mafiosa se hacían cargo de los objetos y se encargaban de revenderlos a un precio inferior en el 'mercado negro'. Mediante este sistema obtenían pingües beneficios que eran repartidos entre la 'avanzadilla' de Mallorca y los secuaces de los dos países del Este, que realizaban la transacción. Los agentes encargados del caso han registrado el piso donde se ocultaban los extranjeros y han encontrado numerosas pruebas inculpatorias, así como cajas ya embaladas y listas para ser enviadas, por un valor de 6.700 euros.