La oportuna llamada del vicario de la iglesia de s'Illot permitió en la madrugada del miércoles que la Policía Local de Manacor detuviera a dos delincuentes que acababan de desvalijar el templo y estaban a punto de huir. J.N.R.L., de 35 años, y J.J.M.P., de 41, cuentan con un amplio historial delictivo y en las próximas horas serán puestos a disposición judicial.
Los hechos ocurrieron aproximadamente a las tres y media de la madrugada del martes al miércoles, cuando el vicario se despertó sobresaltado porque había oído unos ruidos en la iglesia. El religioso se encontraba en el edificio anexo, el de la vicaría, y cuando se asomó descubrió que una de las persianas de acceso al templo había sido violentada. Entonces, con el convencimiento de que uno o varios ladrones habían accedido al recinto religioso, el vicario se puso en contacto telefónico con el centro de emergencias del 112, que a su vez comunicó lo sucedido a la Policía Local de Manacor.
Un coche patrulla que se encontraba en Porto Cristo se desplazó sin demora hasta la parroquia de s'Illot y los agentes sorprendieron a dos individuos abandonando el templo de forma precipitada, cargados de objetos. Los funcionarios les comunicaron que estaban detenidos y los dos sospechosos no hicieron ademán de huir, quizá porque se vieron acorralados. Tras analizar los efectos recuperados se comprobó que se trataba de crucifijos, tallas, cajas, estuches, símbolos (algunos de ellos con un baño dorado), elementos de la comunión y otros objetos propios de una iglesia. Los policías, posteriormente, se entrevistaron con el religioso y comprobaron que los efectos habían sido sustraídos del interior de la iglesia, aunque por fortuna los daños no eran importantes.
El valor del material no ha podido ser cuantificado y ahora los investigadores están tratando de averiguar cómo habían planificado la huida los dos acusados. De hecho, tienen el convencimiento de que planearon el 'golpe' al menos durante algún tiempo, pero cuando fueron detenidos no se encontró ningún vehículo o motocicleta en las inmediaciones de la iglesia, algo extraño teniendo en cuenta que no les era posible emprender la huida por las calles de s'Illot con el botín en su poder y sin medio de transporte alguno.