Un incendio que llegó a alcanzar grandes proporciones destruyó ayer el continente y el contenido de la Central Mimbrera, situada entre las calles Gremi Saboners y Forners del Polígon de Son Castelló, en Palma. Las llamas se detectaron alrededor de las ocho de la mañana pero no se descarta que las mismas se iniciaran bastantes horas antes. Éste es por lo menos el tercer incendio en los últimos diez años que se registra en la misma nave. A las ocho y cuatro minutos de la mañana de ayer se recibió, a través del 112, la alarma de incendio en la central del parque de Bombers de Palma. La Central Mimbrera está situada a unos 150 metros de distancia del parque, por lo que en cuestión de dos minutos los primeros bomberos llegaron al lugar del siniestro.
Estos comprobaron que el sótano de la nave estaba ardiendo por los cuatro costados y que las llamas habían alcanzado ya grandes proporciones. Debido a ello se optó por atacar y refrigerar la planta baja y superior, con la intención de procurar mantener la integridad del edificio. En los primeros instantes llegaron a la zona siete unidades y 16 bomberos, pero al comprobarse la gravedad del siniestro en pocos minutos se incorporaron cinco autobombas más, cinco vehículos auxiliares y dos autoescaleras, además de solicitarse dos cubas de EMAYA para mantener las reservas de agua. A medidad que avanzaban los minutos se iba detectando la mayor gravedad del incendio, tanto por el material de fácil combustión como por el hecho de que en una nave colindante había almacenados lubrificantes y en la otra colchones.
Debido a ello se fueron incorporando más efectivos del Cuerpo, y a las ocho y media de la mañana eran ya 16 vehículos y 45 efectivos los que estaban trabajando en el lugar. Como se ha dicho uno de los principales objetivos era el de evitar el derrumbe de la estructura de la nave, objetivo que se ve ya imposible una hora después, por lo menos en lo que era una parte del edificio con la estructura metálica. Debido a ello a las nueve y diez se ordenó el desalojo de todos los bomberos de la nave ante el inminente riesgo de desplome, sobre todo de los que estaban trabajando en la parte del edificio de la calle Gremi Saboners. Paralelamente, las tareas de extinción de las dos naves colindantes a la afectada por el fuego se vieron obstaculizadas por la gran cantidad de material combustible que había en ambos pasillos laterales. No obstante se consigió que ambas naves, situadas ambas a seis metros de distancia de la incendiada, no se vieran afectadas por las llamas.
Poco después de las once y media de la mañana el incendio se dio por controlado aunque los bomberos siguieron trabajando en el lugar durante todo el día para atacar los rescoldos que había debajo de los escombros. Por otra parte, la zona de la nave situada en la calle del Gremi de Forners, que era de hormigón, se mantenía aún en pie pero se decidió que tenía que ser derrumbada. La nave era de una extensión aproximada de nueve mil metros cuadrados entre el sótano y las dos plantas y a primera vista los bomberos detectaron que toda la superficie estaba repleta de material de mimbre almacenado. De las primeras inspecciones efectuadas no es posible determinar con exactitud la causa del siniestro. Lo que sí parece claro es que el fuego comenzó en el sótano, en una zona donde había almacenadas pinturas, barnices o lacas.
Los bomberos confirmaron en su informe que las llamas tardaron cierto tiempo en ser detectadas, lo que permitió una rápida progresión del fuego, favorecida por la acumulación de materiales combustibles y la ausencia de una compartimentación vertical y horizontal, así como de medidas contra incendios. La Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía se desplazó al lugar del siniestro. Los especialistas llevaron a cabo una inspección en la zona y se tomaron una serie de muestras, que serán remitidas a un laboratorio de la Península para, una vez conocidos los análisis, determinar la causa del siniestro.