En la calle Ametler, en el barrio de El Vivero, la mañana de este martes se cruzaban vecinos que habían presenciado la trágica escena del piso ardiendo con algunos que todavía no sabían muy bien qué había pasado. Los restos de hollín visibles desde la calle evidencian la voracidad de las llamas, que arrasaron el 3º-3ª del número 15. Allí residía Sacramento, de 64 años, rodeada de decenas de kilos de basura. Y de velas encendidas. Sufría síndrome de Diógenes.
Una joven residente en dicha vía, acompañada de su pareja, recordaba lo sucedido para Ultima Hora. «Llamamos a los bomberos porque vimos salir humo muy negro. Reventó el cristal de una ventana que estaba cerrada y después salió la mujer a la terraza. No paraba de repetir 'me quemo, me quemo' y después desapareció. Se metió dentro otra vez. No la vimos más», relata la chica, todavía en estado de 'shock'. Su novio explica que pensaron en poner un colchón en la calle y que saltara, pero no les dio tiempo. «Decidió entrar de nuevo a la vivienda», se lamenta. Otro de los vecinos explica que habló con ella y le recomendó echarse agua encima para ganar tiempo mientras llegaban los bomberos. «Se la echó y también se tapó con una camiseta. Muchos creemos que si se llega a quedar en la terraza podía haberse salvado», señala.
Sacramento era conocida en la calle. No se sabía mucho de su vida. Tenía dos hijas y le gustaba recoger trastos de la basura y también comprarlos en Deixalles. «A mí me decía que eran para sus nietos, pero la verdad es que no sabemos si era cosa suya o los tenía de verdad. Es una pena, era muy buena», apuntaba una mujer que compartía con ella habitualmente desayuno en el bar Tú y yo.
Otra de las residentes, que al igual que el resto prefiere guardar el anonimato, apuntó un detalle que el resto de personas que estaban allí corroboraron. «Era muy nerviosa. A veces cuando estaba así un poco 'pachucha' decía 'voy a quemar el piso'. No sabemos si ayer por la noche decidió hacerlo». Todos confirmaron que fumaba mucho y que le gustaba tener velas encendidas todo el día. La Policía Nacional, que se ha hecho cargo de la investigación del trágico suceso, trabaja para conocer las causas.
La enfermedad mental es muy cruel. En este caso: el paciente no es consciente de su enfermedad, la familia habrá pasado un calvario (acudiendo a la policía, servicios sociales y tal vez a los juzgados: evidentemente y visto el resultado final sin encontrar solución al problema), pero la sociedad es otro cosa. Para nosotros que leemos la noticia no deja de ser una noticia triste y desagradable de las muchas que leemos cada día. Solo habrán sido conscientes y lo habrán sufrido ¡y mucho! sus vecinos con grave peligro para ellos mismos y sus viviendas. La salud mental es un problema grave no resuelto , ni para las enfermedades leves ni para las graves. Mi más sentido pésame