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La mallorquina presa en Ecuador es visitada por una ONG española

Joaquín Bravo, presidente de Apex, ha tratado de agilizar los trámites para que se señale la fecha del juicio

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Joaquín Bravo, presidente de la Asociación para la Ayuda a los Presos Españoles en el Extranjero (Apex), ha permanecido más de dos semanas en Ecuador para visitar a la presa mallorquina María Antonia Rodríguez, que fue detenida en diciembre con un alijo de cocaína, y agilizar los trámites burocráticos para que se celebre el juicio. El responsable de la ONG explicó a Ultima Hora que la situación de la joven «lógicamente no es buena, pero tampoco es tan desesperada como se podía pensar en un principio.

En la cárcel de Guayaquil hay otras tres presas españolas: una canaria, una madrileña y una toledana, y cada jueves María Antonia se reúne por unos minutos con su compañero sentimental, que también fue detenido con el alijo de 'coca' y que está recluido en una prisión próxima. «María Antonia tiene problemas mentales y sigue obsesionada con él», cuenta Bravo.

El responsable de Apex habló en Ecuador con el representante del defensor del pueblo y con el consulado español, y llevó a cabo ímprobas gestiones para que la presa mallorquina tuviera el máximo de garantías de que iba a ser defendida correctamente e iba a tener un juicio rápido. En este sentido, todavía no hay fecha para que se inicie el proceso judicial, aunque en poco más de un mes pueden surgir novedades. El día a día de la joven palmesana en la cárcel de Guayaquil es el siguiente: se levanta temprano, a eso de las siete de la mañana, y durante todo el día, hasta las 17.30 horas, puede pasear por patios y barracones.

Luego se lleva a cabo el recuento y cada interno regresa a su celda. En los tres meses que María Antonia lleva privada de libertad en Guayaquil no ha tenido ningún incidente con sus compañeras e incluso ha entablado una relación de cordialidad con la directora del centro, que le cede su teléfono particular para que pueda hablar con su familia, en un gesto de deferencia. Una religiosa de la iglesia evangélica también la visita a menudo en la cárcel y se preocupa por su situación, por lo que Bravo considera que «dentro de la desgracia, está bien». Sin embargo, María Antonia sueña con regresar cuanto antes a Mallorca y está tan esperanzada que cuando se entrevistó con el presidente de Apex se llevó una gran desilusión porque pensó que era el fin de su cautiverio.

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