EFE-MARY VÀZQUEZ
Unas 500 personas asistieron ayer en Alfàs del Pi al funeral y
sepelio de los dos niños asesinados por su padre el pasado fin de
semana en Benidorm, en una ceremonia que reunió a la madre y a la
abuela materna de los pequeños, amigos de la familia y compañeros
del colegio. El abuelo materno de los dos niños reside en Mallorca,
igual que una sobrina de la madre de las dos víctimas.
La iglesia de Sant Josep de Alfàs del Pi, municipio donde residía la madre con sus hijos y la abuela, quedó pequeña para albergar a todas las personas que querían expresar su dolor. Sentimientos de repulsa lágrimas y lamentos con odio contenido se mezclaron en muchas con el silencio respetuoso de los presentes. La madre y la abuela de Sergio y Mariano entraron en el templo por la puerta de la sacristía apoyadas en sus familiares, mientras que en el interior les esperaban amigos, vecinos y los alcaldes de Benidorm, Vicente Pérez Devesa, y de Alfàs del Pi, Antonio Fuster, junto a miembros de ambos consistorios.
Durante la homilía, el párroco Manuel Savater, calificó a los pequeños de «mártires inocentes a los que les habían arrancado la vida» y pidió que se rechace «todo tipo de violencia» para poder crear una sociedad «en la que los niños puedan crecer sanos y sin miedo».