El presidente de la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional, Carlos Cezón, declaró ayer en el Tribunal Supremo que dictó la libertad bajo fianza del presunto narcotraficante Carlos Ruiz Santamaría, alias «El Negro», ante el grave riesgo de suicidio y la necesidad de tratamiento ambulatorio que recomendó en su informe el psiquiatra de la cárcel de Valdemoro, Angel Hebrero. Cezón declaró durante cuatro horas en calidad de imputado ante el magistrado del Supremo Julián Sánchez Melgar, instructor de la querella por prevaricación presentada por la Fiscalía contra él y sus dos compañeros de Sección, Carlos Ollero y Juan José López Ortega, que acordaron la excarcelación de «El Negro».
Cezón, que estuvo asistido por el abogado Francisco Hernando, fue el ponente de la polémica resolución. En su declaración, explicó que el riesgo de suicidio del interno, reflejado en el informe psiquiátrico, le preocupó mucho, por lo que apoyó su excarcelación para que recibiese el tratamiento ambulatorio también recomendado en el dictamen médico, según informaron fuentes jurídicas. Cezón estimó que el riesgo de suicidio prevalecía, y anulaba, el riesgo de fuga.
A preguntas del instructor, indicó que no acordó una prisión atenuada o arresto domiciliario para «El Negro», en vez de la libertad condicional, por considerarlo innecesario e incompatible con el tratamiento ambulatorio, que él entendía que debía prestarse fuera de la cárcel. Asimismo, recordó que el informe psiquiátrico señalaba que la permanencia en la cárcel empeoraría la situación de Ruiz Santamaría.
Ni el magistrado instructor ni el fiscal, que fueron los únicos que interrogaron a Cezón, le preguntaron si había cobrado dinero por respaldar la libertad condicional (no existe acusación por cohecho), ni tampoco si consideraba que había cometido un error. Carlos Cezón destacó en su relato que, en una primera fase, la Sección siempre se opuso a conceder la libertad provisional a «El Negro», y mantuvo y prorrogó la prisión incondicional del presunto narcotraficante, pese a tratarse de una medida grave, al estimar que había un riesgo de fuga de suficiente entidad.