Los virulentos incendios forestales que rodean a Sydney superaron ayer las barreras de contención, impulsados por los vientos y el intenso calor, y se encuentran a unos 15 kilómetros del centro de la ciudad. Brigadas de bomberos siguieron luchando por noveno día consecutivo contra las llamas, y lograron salvar 250 casas en Pennant Hills Park y en North Epping, al noroeste de Sydney, donde el fuego, empujado por vientos racheados, ya rodeaba las casas. Otras 200 casas estaban amenazadas mientras las patrullas, apoyadas por un avión antiincendios Ericson capaz de lanzar 9.000 litros de agua, luchaban para evitar que las llamas se extiendan al parque nacional de Lane Cove, a 10 minutos en coche del centro de la ciudad.
A esa distancia se detuvo el fuego en el anterior incendio forestal catastrófico que amenazó la mayor ciudad de Australia en 1994, cuando cuatro personas murieron y 185 casas quedaron calcinadas en los alrededores de Sydney. «El fuego continuará avanzando hasta que los vientos no bajen de intensidad o hasta que encontremos un punto donde poder controlarlo», dijo el portavoz del servicios anti-incendios del estado de Nueva Gales del Sur, John Winter.
Las carreteras están cortadas, y un humo espeso avanza hacia la ciudad. «Es algo (el corte de carreteras) que esperábamos poder evitar, pero no ha sido posible», dijo Phil Koperber, responsable del mismo servicio. «La mayoría de los grandes incendios que hay en un perímetro de fuego de 1.200 kilómetros superaron las barreras de contención», afirmó.
Koperberg precisó que actualmente el número de focos que rodean Sydney es de unos 80. En los tres primeros días de incendios 150 casas ardieron y miles de personas debieron abandonar sus casas y localidades de los alrededores de Sydney, pero en los últimos cinco días no se quemaron más hogares. «No se han quemado propiedades en este periodo, pero el fuego es de tal magnitud que no podemos controlarlo», declaró Koperberg.