A las ocho de la mañana un vecino de la finca Son Oleza, ubicada en la carretera en dirección a Andratx, se puso en contacto con la Policía Local para denunciar que estaba escuchando cómo unos perros atacaban a un rebaño de ovejas en aquella posesión de Valldemossa.
En la localidad existía cierta preocupación entre los propietarios de ovejas porque en los últimos meses se habían registrado cuatro ataques, protagonizados en casi todos los casos por un can de la raza pastor alemán. Los funcionarios de policía, apoyados por varios vecinos, se desplazaron hasta la montaña de Son Oleza y descubrieron los cuerpos inertes o moribundos de una veintena de ovejas. Los ejemplares malheridos tuvieron que ser sacrificados y otras siete, afortunadamente, se pudieron salvar. El grupo perseguidor fue estrechando el cerco en torno de los dos perros asilvestrados -un pastor alemán y un pastor belga- y finalmente los acorralaron junto a dos de las ovejas muertas, al parecer las últimas víctimas.
Los agentes utilizaron lazos especiales para no acercarse en exceso a los animales y poder capturarlos, aunque en realidad los dos canes estaban extenuados y no ofrecieron resistencia. Según parece, se habían pasado la noche persiguiendo y mordiendo a las ovejas de la finca, que fueron 'cazadas' una a una hasta que se dio la voz de alarma a las ocho de la mañana. La Policía Local contactó con el propietario de aquellos terrenos y luego, gracias al collar que portaba uno de los perros, se puso en contacto con el dueño de los canes, que se mostró dispuesto a compensar económicamente al afectado. Los funcionarios del cuartel de Valldemossa están investigando ahora si los dos animales apresados, o al menos uno de ellos, fueron los protagonistas de los otros ataques a rebaños.