«El incendio ha dejado a muchas familias en la ruina, pero confiamos en que el seguro se haga cargo de los daños». Los vecinos del edificio del número 16 de la calle Antoni Ribas, en Palma, donde una mujer de 65 años murió carbonizada, pudieron comprobar ayer los daños que presentaban las viviendas. Este bloque tiene siete plantas, con 26 pisos, y todos ellos, de una forma u otra, presentan daños tras este siniestro. El fuego, sin embargo, ha destruido al menos seis viviendas.
La noche del incendio los moradores no pudieron dormir en sus casas. La mayoría encontró alojamiento en las viviendas de familiares o de amigos, y el resto pudo pasar la noche en un hostal. Ayer sólo pudieron acceder a sus viviendas para recoger algunos enseres, ya que el edificio está inhabitable y se tardará varios meses en reparar los daños. Los bomberos comprobaron ayer que la estructura no está afectada, pero elementos tan básicos como las tuberías de agua, la instalación eléctrica o las cañerías del gas han quedado inservibles. También algunas puertas fueron arrancadas por los vecinos y la mayoría de cristales explotaron por las altas temperaturas.
Los vecinos coincidían en señalar que, dentro de la desgracia por la muerte de Margalida Rosselló, el daño hubiera podido ser mucho mayor, ya que el fuego se extendió con gran rapidez a través del patio de luces, e hizo que la evacuación fuera muy complicada. Manuel Macías, que vive junto al piso donde se declaró el incendio, explicó que las llamas le impedían salir de su casa.