La policía está investigando de forma exhaustiva el círculo de conocidos de Ana Eva Guasch, la filóloga del colegio Santa Mónica que lleva más de un mes en paradero desconocido. Uno de los motivos por los que el juez decretó el secreto sumarial en este caso fue, precisamente, para evitar que los amigos y allegados de la joven tuvieran acceso al estado de las pesquisas, algo que se considera poco apropiado porque el posible autor de la desaparición podría encontrarse entre estas personas.
Sin embargo, el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía no descarta incluso otras hipótesis radicalmente contrapuestas, como por ejemplo que Ana Eva hubiese decidido dejar Mallorca por un tiempo, de forma drástica y sin comentarlo con nadie. En este sentido, los funcionarios policiales han hecho averiguaciones al respecto y no han encontrado ningún indicio de que la filóloga hubiese tomado un barco o un avión con destino desconocido. Tampoco se ha descubierto que tenía problemas económicos, familiares o sentimentales, pero pese a todo la posibilidad de la desaparición voluntaria sigue en la lista del Grupo de Homicidios.
Sobre el individuo que el día antes de la desaparición fue visto merodeando por la casa de la calle Aragón en la que vive Ana Eva, las fuentes consultadas han declarado que se trata sólo de un sospechoso, si bien es significativo el hecho de que ese sujeto -que llamó la atención de los vecinos por su actitud y su mal aspecto callejeara por la zona sólo un día antes de los acontecimientos del 21 de octubre. Uno de los problemas con los que topan los investigadores es el amplio círculo de conocidos de la joven, que impartía clases de castellano y, por ende, tenía contacto con magrebíes y ciudadanos del Este, principalmente. Si Ana Eva fue sacada de su casa en contra de su voluntad, cree la policía, el responsable podría ser uno de esos estudiantes o un ex alumno.