Manuel Gordo, responsable de Menores del Consell de Mallorca, reconoció ayer a Ultima Hora que se encuentran desbordados por la problemática del centro de la calle Cirerer, en es Rafal, donde 16 adolescentes conflictivos llevan meses alterando la tranquilidad de aquella barriada. Gordo anunció que están buscando un nuevo emplazamiento para el centro y explicó que el origen del problema es la mezcla de niños desarraigados o con problemas familiares con adolescentes inmigrantes o «falsos menores», que alegan tener menos de 18 años para evitar la cárcel y no tienen ninguna intención de rehabilitarse.
"¿Qué pasa en el centro de la calle
Cirerer?
"La situación no se puede explicar desde un solo punto de vista.
Por una parte, dentro del contexto social la agresividad en los
adolescentes es una tendencia imparable. Abarca a todos los niveles
sociales, y lo vemos en las agresiones que ocurren en las escuelas.
En las instalaciones de la calle Cirerer conviven niños
«residentes» y otros que no lo son, como los inmigrantes. Unos
arrastran a otros a delinquir.
"¿Existen casos de jóvenes extranjeros que simulan ser
menores para evitar a la policía o la acción de la
Justicia?
"Es una realidad y de hecho tenemos casos de chicos que se afeitan
dos veces al día, que ya están totalmente desarrollados, y tienen
el coraje de decir que tienen 15 ó 16 años, por ejemplo.
"¿No se puede comprobar?
"Lo primero que se hace es identificar al supuesto menor, que a
veces no es fácil, y luego se intenta calcular su edad. Hay una
prueba, que se llama la 'prueba de la muñeca', que consiste en
hacer una radiografía para constatar si el hueso de la muñeca está
formado, pero mientras se averiguan esos datos el extranjero o el
inmigrante se aloja en centros como el de la calle Cirerer.
"¿Comprende la actitud de los vecinos?
"Yo entiendo que no es fácil tener de vecinos a unos chicos que, en
la mayoría de los casos, son complicados. Sin embargo, estamos
trabajando para solucionar el problema y ya éramos conscientes de
lo que estaba pasando. Queremos buscar un nuevo emplazamiento para
el centro y que el actual vuelva a ser un 'llar' para pequeños, no
para adolescentes. También es necesario decir que son chicos que
están mal, muchos reciben asistencia psicológica y el centro no es
su casa.
"¿No ha sido posible durante estos meses vigilar más de
cerca a los internos?
"Intentamos contratar los servicios de vigilantes jurados, hablamos
con una conocida empresa de seguridad y ni siquiera nos hicieron un
presupuesto, porque nadie quiere vigilar un centro de menores. Los
monitores son tres o cuatro, están cualificados, pero hay ocasiones
en las que no pueden imponerse a los chicos. Hay que recordar que
es un centro abierto, no están en régimen de internamiento
estricto.
"Los vecinos denunciaron que entraban material robado en
el centro: ¿tiene constancia de que sea así?
"Cuando ha ocurrido, se ha llamado puntualmente a la policía, como
cuando hay casos de violencia física. Es muy difícil vigilar a unos
chicos que pueden entrar y salir casi cuando quieren. Para el año
que viene queremos montar un centro sólo para inmigrantes y
esperamos que se acaben estos conflictos.