J.JIMÉNEZ
La versión de Pilar Egea no tiene nada que ver con la que ayer
desmenuzó su ex marido y lo que está claro es que alguno de los dos
miente. El Cuerpo Nacional de Policía está investigando la denuncia
interpuesta el martes en la Jefatura de la calle Ruiz de Alda y en
los juzgados y es previsible que se entreviste con los compañeros
de trabajo del acusado para confirmar si, en efecto, a la hora de
la paliza en Palma él estaba trabajando en Porto Petro.
Pilar Egea, por su parte, denunció a este periódico que el lunes, cuando caminaba con su hijo pequeño y una amiga por la calle Eusebio Estada, fue abordada por su ex esposo, su actual compañera sentimental y cuatro individuos de etnia gitana, que atacaron al pequeño. La madre salió en su defensa y, según aseveró, recibió una 'lluvia' de golpes y patadas, que casi la dejaron inconsciente.
Luego fue atendida en un centro hospitalario de fisuras en las costillas, hematomas y un esguince cervical, por lo que fue necesario que le colocaran un collarín. La vecina de Palma, que está en busca y captura porque se ha hecho cargo de uno de los hijos del que tiene la custodia el padre, se mostró desesperada por la 'persecución' a la que le sometía su ex esposo y explicó que «vaya a donde vaya siempre acaba encontrándome. Temo por mi vida porque sé que es casi imposible escapar de él».