Alrededor de 170 personas, en su mayoría jóvenes esquiadores, murieron ayer en el incendio de un funicular alpino subterráneo que conduce al glaciar austriaco de Kitzsteinhorn, según informaron las autoridades. Tan sólo ocho pasajeros, que viajaban en la cola del funicular y que rompieron a patadas la luna trasera del vehículo para correr túnel abajo hacia la salida, lograron escapar con vida del infierno de llamas y humo, que, al parecer, se declaró rápidamente y atrapó a los demás ocupantes del convoy, con capacidad para 180 personas.
El gobernador del estado federado austriaco de Salzburgo, Franz Schausberger, admitió que las fuerzas de rescate no esperan encontrar superviviente alguno, ya que las intensas temperaturas alcanzadas en el interior del túnel prácticamente fundieron el funicular. El convoy subía al glaciar «completamente lleno», sobre todo de jóvenes que iban a asistir a una de las primeras pruebas internacionales de «snowboard» de la temporada. Además de las ocho personas que escaparon por su propio pie del vehículo siniestrado, todas ellas de nacionalidad alemana, al hospital de Zell am See fueron trasladadas otras siete con síntomas de asfixia que se encontraban en la estación final del funicular.
«El incendio se extendió por el efecto del túnel como por una chimenea y con una intensidad que ha debido de ser terrible», declaró un responsable, quien lamentó que gran parte de las víctimas sean jóvenes, adolescentes y niños. «Austria está de luto por un siniestro que aún no somos capaces de comprender», dijo por su parte, tras declarar luto nacional, el canciller federal austriaco, Wolfgang Schüssel, quien se mostró «conmocionado por una catástrofe que se ha cobrado tantas vidas, aunque aún no sepamos cuantas víctimas debemos lamentar». El fuego se declaró por la mañana pero no fue controlado hasta primeras horas de la tarde. A partir de ese momento las fuerzas de rescate iniciaron las labores para acceder al funicular, del que sólo está entero el chasis, mientras el resto del vehículo quedó completamente carbonizado, al igual que sus ocupantes.
El director-técnico de la Escuela Española de Esquí, Eduardo Roldán, que viajaba junto a 20 españoles, miembros del equipo de demostradores de la Escuela, en el tren anterior al tren-funicular siniestrado cuando se dirigía al glaciar dijo que en el recorrido se percató, por «una parada extraña, de que algo iba mal. No es habitual una parada como la que hizo, de más de dos minutos y después de cruzarse con el convoy de bajada». Roldán señaló que el incendio se produjo, posiblemente, a un fallo en la corriente eléctrica.