José Antonio E.M., el camarero detenido en relación al crimen de Can Picafort, mantiene por ahora su inocencia y asegura que aquella noche salió de copas con la víctima, Félix Lamela Barbosa, pero que no lo apuñaló.
El fallecido, de 39 años, y su hijo, de 17, se habían trasladado a la Isla hacía poco tiempo para trabajar en el ramo de la construcción. Se alojaban en un apartamento de la calle Diagonal de Can Picafort y en la noche del domingo al lunes Félix visitó algunos bares y establecimientos de la zona. En uno de ellos fue visto discutiendo con José Antonio, al parecer por una cuestión relacionada con el dinero o con una deuda contraída. Ambos se encontraban bajo los efectos del alcohol y testigos presenciales aseguraron que el detenido dijo en voz alta: «Le voy a pinchar en el bajo vientre» y a continuación los dos 'amigos' salieron a la calle.
Al poco tiempo Félix apareció en el portal de su edificio, ensangrentado y sin apenas poder mantenerse en pie. Su hijo bajó rápidamente y con la ayuda de otros vecinos le practicó un torniquete para parar la hemorragia. En esos minutos el joven fue informado de quién, supuestamente, había apuñalado a su padre, de ahí que la Guardia Civil detuviera a José Antonio poco después. El camarero negó las imputaciones y ayer por la mañana fue registrada su vivienda de Can Picafort en busca de indicios inculpatorios y parece ser que se hallaron pruebas significativas que serán analizadas en los próximos días. Paralelamente otros agentes 'peinaron' las inmediaciones del escenario del apuñalamiento en busca del arma homicida.