El yate «Clarena», de doce metros de eslora y bandera española, se incendió a la una de la tarde de ayer en la bahía de Palma y terminó por hundirse debido a la virulencia del fuego que lo devastó en cuestión de minutos. Por fortuna, sus diez tripulantes pudieron ser rescatados sanos y salvos, según informó el Centro Regional de Coordinación del Salvamento (CRCS).
El yate comenzó a arder al parecer debido a un cortocircuito, lo que motivó el retraso en la salida de la prueba de la Copa del Rey de vela, ya que el barco siniestrado se encontraba en una zona donde debía situarse una de las boyas de la regata. Sus tripulantes, todos ellos de nacionalidad española, se lanzaron al agua tras avisar por la emisora de que la nave estaba envuelta en llamas y una patrullera de la Guardia Civil y una embarcación de Salvamento Marítimo acudieron raudos en su auxilio. Un helicóptero del SAR también sobrevoló la zona, si bien su intervención no fue finalmente necesaria, como tampoco la de numerosos barcos que se acercaron al yate, que siguió ardiendo en medio de la bahía de Palma hasta que terminó por hundirse, ante la espectación de numerosos curiosos.
La humareda del siniestro era visible desde un radio de varios kilómetros y la Policía Local y la Guardia Civil recibieron numerosas llamadas telefónicas alertando de la situación. El remolcador de salvamento procedió después a dispersar la contaminación producida por el naufragio y a la recogida de los restos a flote que pudieran constituir un peligro para la navegación.
Por otra parte, el CRCS ha intervenido en las últimas horas en otros incidentes marítimos, en los que fueron auxiliadas trece personas, según informó ayer este organismo.