La Audiencia de Palma ha confirmado la sanción de un año de cárcel impuesta a un policía local de Inca, llamado Miguel A.C., que fue declarado culpable de un delito de lesiones. En concreto, se le condena por darle una paliza a un vecino de la localidad, que le provocó una fractura mandibular. Por las lesiones que sufrió la víctima recibirá una indemnización de 400 mil pesetas. El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia no ha hecho más que ratificar la condena que impuso un juez de lo penal.
Los hechos ocurrieron el día 8 de octubre de 1997. El policía local, que aquella noche no estaba de servicio, coincidió en un bar con un vecino de la localidad. Este joven se había visto implicado en algún delito y había mantenido alguna disputa con el policía local. Según determina la sentencia, el policía, aprovechando que el joven junto a él, le propinó un puñetazo en la cara. No consta que se hubiera producido una previa provocación. La víctima sufrió lesiones en la cara, a consecuencia de este puñetazo, que motivó su ingreso hospitalario durante diez días.
Tras esta agresión el joven, que estuvo representado por el abogado José Luis Navas, se dirigió a las dependencias de la Policía Local. Se encontraba fuera de sí y, en este estado, intentó pedir explicaciones a los otros agentes, aunque no se le entendió porque tenía la mandíbula fracturada. Como nadie le hacía caso, el joven fue a su casa y cogió de allí un cuchillo de cocina. Volvió de nuevo al cuartel, aunque allí fue recibido por cuatro policías, que le redujeron, empleando incluso la fuerza. El juez que analizó los hechos consideró que el joven estaba sufriendo un trastorno mental transitorio cuando acudió al cuartel armado con un cuchillo. Justificaba su estado debido a la «impotencia y desamparo» al darse cuenta que la persona que le había fracturado la mandíbula se trataba, precisamente, de un policía local, que no le tenía mucha simpatía. De hecho, antes de este incidente, el agente y el joven de Inca ya se habían retado.