«Mi padre me odiaba». Yasser Ahmed Adel Barrero, el joven que mató a su padre en su casa de la calle Espanya, en Palma, se presentó ayer ante el jurado popular, no como un asesino, sino como la víctima de una situación familiar marcada por la violencia. La fiscal Mercedes Carrascón pide una condena de 24 años de cárcel por asesinato. El abogado defensor Jaime Bueno reclama la absolución. Los hechos ocurrieron en la madrugada del día 21 de julio de 1998.
El acusado es el hijo mayor de cinco hermanos, pero era el único que vivía con su padre, quien había estado en prisión por tráfico de drogas. El joven explicó al jurado que la relación con su padre, aunque era escasa, siempre estuvo marcada por la violencia. «Vivía en la misma casa que mi padre, pero prefería esquivarle para no enfrentarme con él». El día de los hechos el joven acudió de madrugada a su casa. Los dos discutieron porque el padre le recriminó a su hijo el desorden de su habitación. El acusado se marchó de casa. Aprovechó las horas siguientes para consumir droga. «Quería evadirme», explicó el joven, que regresó a su casa sobre las cinco de la mañana. Entró en su habitación, pero al rato salió.
Es a partir de este momento cuando el acusado afirma que ya no recuerda nada, salvo el momento en el que se encontraba limpiando el cuchillo en el cuarto de baño «con una sensación de suciedad». El fiscal cree que en este intervalo de tiempo que el acusado no recuerda, el joven cogió un cuchillo de la cocina y apuñaló a su padre. El hombre no pudo defenderse porque estaba de espaldas, tumbado sobre la cama.