Marbelys Whaite Díaz, la mujer cubana a quien su ex marido la acusa de tener a su hija retenida y no permitir que venga a Mallorca, declara en una entrevista telefónica con Ultima Hora que es consciente de que la custodia de Kyara la tiene su ex marido, Pedro Amengual, «pero aquí, en Cuba, la buena soy yo y no permitirán que la niña vuelva a Mallorca sin mi consentimiento». Marbelys cuenta que se marchó de Cuba para casarse con Pedro Amengual cuando tenía 17 años, y afirma que los cuatro años que estuvo viviendo en Bunyola «fueron un auténtico calvario». «No me opongo a que Pedro visite a la niña cuando él quiera -añade- pero no estoy dispuesta a que Kyara vaya a España porque Pedro es mayor, la niña es muy pequeña y si al padre le pasa algo ella no podria cuidarle y estaría sola y desamparada, puesto que la familia de Pedro no quiere saber nada de él». La joven dice que estaba al corriente de que su ex marido estuvo realizando gestiones diplomática en Cuba: «En la embajada le dijeron que la niña, sin mi consentimiento, no podía salir del país y jamás permitiré que me la quiten para entregarla a un padre que nunca la ha querido».
En la entrevista la mujer cuenta: «Cuando me separé de Pedro conocí a un señor que me invitó de vacaciones. Fuí a Cuba con mi hija. Mi madre me pidió que me quedara porque estaba enferma y decidí no volver a España». Reconoce que esta decisión se confirmó cuando supo que podía perder a Kyara. «Una amiga me dijo que le habían dado la custodia a su padre. No me importa lo que diga un juez de España, mi hija se queda aquí, en Cuba, conmigo». Marbelys considera que el caso de su hija no se parece en nada con el que protagoniza el niño Elián González. «Este niño no tiene madre, porque murió en un naufragio, y ahora su padre pide que vuelva con él a Cuba. Mi hija sigue teniendo a su madre».
La joven reconoce que su matrimonio «no fue por amor, sino por conveniencia. Nunca estuve enamorada de él. Es cierto que le tenía cariño, pero no le quería». Su matrimonio, según recuerda, se rompió «porque Pedro era una persona muy celosa. Apenas me dejaba salir a la calle y cuando saludaba a alguien, enseguida me gritaba». Esta relación terminó incluso en un intento de homicidio. «Un amigo de Pedro fue a buscarle al bar y al no encontrarle subió a casa. Yo le deje subir y le dije que esperara. Estaba estudiando en una habitación y no me dí cuenta cuando se marchó. Pedro encontró su chaqueta y me acusó de infidelidad». Aquel día la joven recuerda que se asustó por la violencia demostrada por su ex marido. «Se abalanzó sobre mi y le clavé un cuchillo. Juró que no quería matarle, sólo asustarle para que no me pegara».