Los hechos ocurrieron en la madrugada del día 19 de junio del año pasado. Al día siguiente, la mujer acudió a la Policía Local de Inca con el cuerpo repleto de hematomas. Denunció que su novio, con el que convivía desde hacía unos siete años, la había agredido con los puños y después le había golpeado con una hacha y un martillo. La mujer declaró que la pelea se inició cuando ella, mientras colgaba una lámpara, provocó un corte de luz. La pelea se desarrolló, según ella, durante toda la noche. No sólo no pudo abandonar la vivienda, sino que después de la agresión la obligó a pasar toda la noche sentada en una butaca, amenazándola con matarla si se dormía. El acusado demostró ayer al tribunal que es una persona enferma. Sufrió de joven un accidente, y años después una meningitis. Cuando ocurrieron los hechos llevaba un mes sin tomar la medicación ya que, según él, un curandero de Inca le había aconsejado que no la tomara más. Esta falta de medicación le produjo un estado de nerviosismo que no pudo controlar.
La víctima se mostró ayer dispuesta a mentir para apoyar al acusado, con el que ha reiniciado la relación. La mujer afirmó al principio que los golpes se los había producido ella al sufrir una caída, aunque ante la insistencia de las preguntas reconoció después que el acusado la había golpeado porque hacía días que no se medicaba. La psiquiatra que trata al acusado confirmó que cuando abandona las pastillas se descontrola. El fiscal solicitó una condena de dos años de cárcel, que el acusado aceptó. No ingresará en prisión mientras los hechos no se vuelvan a repetir. El presidente del tribunal advirtió al acusado de que no deje de medicarse.