Para Antonio Vila el año acabó trágicamente con la muerte de su padre el pasado día 27 de diciembre, pero lo que nunca podía imaginar el director de la Banca March del Port de Pollença es que el nuevo año le traería la desgracia de perder a un hijo. El hombre, con el rostro desencajado y lágrimas en los ojos, relató a este periódico que Javier era un auténtico experto en la montaña «porque desde los cuatro años viajaba a los Alpes, para estar con la familia de mi mujer, que es de allí». El banquero pollensí, que es una persona muy conocida y apreciada, sobre todo en el Port, donde vive y trabaja, contó que Javier viajó muy ilusionado a los Alpes, aunque apenado por la muerte reciente de su abuelo: «Mi padre le dio dinero para que lo pasaran bien en esas vacaciones, lo mismo que yo. Luego murió él y ahora Javier; ya no sé ni lo que pasa, es todo muy desconcertante», declaró tremendamente emocionado.
Antonio anunció que había hablado con la familia de Sandra Romero y que habían acordado que los dos jóvenes serían enterrados juntos, «tal y como ellos hubiesen querido». El padre de Javier relató también que cuando la familia tuvo conocimiento de lo ocurrido intentó reaccionar dentro de la lógica desesperación y envió a los Alpes a Guillermo, el hijo mayor, y a un tío. «Todavía no sabemos los resultados de la autopsia, pero no creemos que murieran congelados. El traslado de los féretros por vía aérea era muy complicado y al final hemos decidido que sea por carretera. Llegarán mañana (por hoy) a Barcelona y de ahí lo harán vía marítima hasta Palma», señaló.