Los bomberos del CIM y agentes de la Policía Local de Valldemossa intervinieron ayer en el rescate de un perro, arrojado hace unos días a un acantilado por su dueño. El animal fue trasladado a una clínica veterinaria y el médico confirmó que, pese a su lamentable estado, salvará la vida. La historia de este caso se inició hace diez días, cuando la Policía Local de Valldemossa fue informada por una vecina de la urbanización George Sand, de que se oían los ladridos de un perro en los acantilados.
Los policías se movilizaron y el pasado lunes los bomberos acudieron al lugar. Estuvieron buscando al animal pero no encontraron ningún rastro. La misma vecina volvió ayer a informar a la Policía Local que había visto al perro desde el acantilado. Los bomberos regresaron y se localizó al animal, que estaba en una especie de cueva. El perro presentaba una fractura en una pierna y estaba famélico.
Por averiguaciones efectuadas por los policías locales se supo que el animal era propiedad de un vecino de la urbanización, que hace unos 15 días que se trasladó de residencia. Se sospecha que el perro fue arrojado desde lo alto del acantilado con la idea de acabar con su vida. La vecina de la urbanización, de nacionalidad extranjera, que requirió a la Policía Local, ya ha manifestado se deseo de hacerse cargo del perro, que parece ser es que pertenece a la raza San Bernardo.