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El dueño de «Copi» dice que no era un perro agresivo

La madre del niño muerto en Can Picafort pide 4 años de cárcel para el propietario del animal

La madre del niño muestra las fotos de su hijo muerto por el perro antes de entrar en el juicio. FOTO: A.S.

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El adiestrador que enseñó obediencia a «Copi», el dogo argentino que mató a un niño de cinco años en Can Picafort, afirmó ayer que el animal era dominante, pero no demostró nunca que fuera agresivo ni peligroso. Esta afirmación la hizo el testigo en el juicio que se celebra contra Alfredo Cordero, el dueño del perro, que está acusado de un delito de imprudencia temeraria por la muerte del niño Francisco Miguel Hiralgo.

El juez del juzgado de lo penal número 4 se desplazó ayer a Inca para celebrar este juicio, por unos hechos ocurridos el día 29 del pasado mes de enero en Can Picafort. El fiscal Miguel Angel Subirán pide un año de cárcel. Marta Rossell, acusadora particular en nombre de los padres, pide cuatro años de prisión. El defensor Juan Luis Matas solicita la absolución.

Alfredo Cordero explicó que había prohibido a su hijo que sacara a pasear a los perros, después de que los animales se escaparan de su casa, entraran en el colegio de Can Picafort y atacaran a un niño. El acusado reconoció que, el día de los hechos, los perros se le escaparon a su hijo, que los había sacado a pasear sin que él lo supiera. Los canes estuvieron incontrolados durante más de tres horas, tiempo en el que se produjo el ataque mortal.

Alfredo Cordero se mostró muy afectado por lo ocurrido. Rompió varias veces a llorar, sobre todo cuando el fiscal le interrogaba. Lo mismo hizo cuando la madre del niño muerto declaraba y manifestaba su opinión sobre lo ocurrido. El acusado señaló que se planteó sacrificar al perro tras el incidente del colegio. Sin embargo, cuando fue a declarar al juzgado «la secretaria me dijo que no lo matara porque el seguro podría negarse a pagar». El perro, según su dueño, pasó la cuarentena en su propio jardín. Una inspectora de sanidad comprobó que el perro estaba sano. «Le pedí si debía sacrificarlo y me dijo que no». El acusado explicó que, para evitar una nueva fuga, puso rejas en su casa y un candado en la puerta.

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