El fiscal Jaume Guasch solicita una condena de 84 años de cárcel para ocho vecinos de la zona del casco antiguo de Palma que están acusados de montar una organización que se dedica al tráfico de drogas. Ayer el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma juzgó este caso, en el que sienta en el banquillo de los acusados a Ana María I.S., María Luz P.M., Jesús M.M., Francisca I.S. Susana B.N., Miquel José C.F., Enrique B.B., y Paulina I.S.
Estas ocho personas fueron detenidas en el mes de enero de 1996 tras una intervención realizada por la Policía Local de Palma, que durante semanas estuvo investigando a un grupo de personas que supuestamente se dedicaba al tráfico de drogas. Esta actividad se desarrollaba en un piso abandonado de la calle Hostal de Bauló, en Palma.
La policía inició la investigación a petición de los vecinos y comprobó que el grupo lo encabezaba Paulina I.S., que contaba con la colaboración de sus familiares. Los agentes se apostaron en una vivienda situada enfrente del domicilio donde se sospechaba que se vendía droga, consiguiendo de esta forma obtener una buena visión de toda la calle. Los investigación llegaron a averiguar que los sospechosos traían la droga desde una vivienda de la calle Son Alemany, en Son Oliva, y después la vendían en el otro piso. La organización se dividía en dos grupos, según los investigadores, y uno de ellos vendía por la mañana y el otro por la noche. Por la mañana era, según el fiscal, Ana María I.S. quien se encargaba de traer la droga y de organizar la venta. Colocaba a sus vigilantes en la calle y organizaba la entrega de las papelinas. Para no levantar sospechas, la droga la llevaba siempre dentro de la vagina. Por la tarde era su hermana Francisca quien tomaba el relevo, pero ella contaba con la colaboración de su marido Miguel José C.F. La vivienda desde donde se vendía carecía de electricidad, por lo que siempre dejaban abierta la persiana para permitir que entrara la luz solar.