El vandalismo llegó en la madrugada de ayer al tren de Sóller, un
clásico de la historia del ferrocarril en Mallorca.
Sobre las seis de la madrugada los empleados de la estación de la
Plaza de España advirtieron, espantados, que seis de los diecisiete
vagones que conforman el tren habían cambiado su aspecto habitual,
de elegante madera, por otro más «chillón». Unos gamberros,
amparados en la oscuridad y en la escasa vigilancia, aprovecharon
la coyuntura para pintar los vagones con «graffittis», tanto el
cristal como la madera. Cuatro de ellos quedaron completamente
«decorados» y en otros dos los «artistas» no tuvieron tiempo de
acabar la canallada. Los responsables del tren dieron aviso a la
Policía local y los agentes inspeccionaron las inscripciones. Ahora
tratan de determinar si los «graffittis» guardan relación con otros
aparecidos en Palma.
Los seis vagones afectados deberán ser tratados con productos especiales, ya que el spray ha penetrado en la pintura, y estarán fuera de funcionamiento durante unos días. El atentado, sin embargo, no alterará el funcionamiento del vetusto ferrocarril.