Erna Mol sólo pensaba en matarse y lo consiguió, pero a buen seguro que no contaba con que sería protagonista de un rescate que se ha prolongado durante cuatro días. Ayer por la mañana, sus restos fueron localizados en un saliente del Faro de Formentor.
La mujer, de nacionalidad alemana y de 63 años de edad, se alojó sola en el Hotel Formentor, con la intención aparente de disfrutar de unas bucólicas vacaciones en Mallorca. Los investigadores, sin embargo, creen que ya arrastraba una profunda depresión que el viernes al mediodía la llevó a tomar una drástica decisión: acabar con su vida. Pidió un taxi y en la recepción dejó anotados los teléfonos móviles de su hijo, que vive en Alemania, y de una hermana.
Cuando el coche llegó le indicó al taxista que se dirigiera al cabo de Formentor, en concreto al faro. El conductor no sospechaba nada, pero se extrañó cuando la extranjera le indicó que parara junto a un acantilado. Erna se apeó y sin pensárselo dos veces se tiró por aquel precipicio, ante la mirada atónita del taxista. En las labores de búsqueda, que se prolongaron hasta ayer, participaron varios parques de Bomberos, Salvamento Marítimo y GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas).
Los especialistas pensaron que la había arrastrado la corriente, pero en realidad la turista cayó sobre un saliente de la cornisa y no llegó al agua. Las tareas de rescate se vieron complicadas por continuos desprendimientos, pero al final se recuperó su cadáver.