El local del Passeig Marítim de Palma, en el que estaba instalado el Café Cappuccino, destruido al sufrir el pasado año una deflagración de gas, ha sufrido una devaluación económica de unos 50 millones de pesetas. El local pertenece al galerista Antoni Picó, que está personado como acusación particular en la investigación judicial que se sigue, para determinar las causas exactas de la explosión, en el Juzgado de Instrucción número 10 de Palma. El propietario del local está representado por el abogado Salvador Perera.
En su día el letrado ya presentó en el Juzgado la reclamación formal por los daños materiales sufridos en el inmueble. Ahora ha presentado un nuevo informe en el que un técnico cuantifica la devaluación comercial que ha sufrido uno de los locales más emblemáticos del Passeig Marítim de Palma. Este informe lo ha elaborado el agente de la propiedad inmobiliaria Ribas de Reina.
El técnico refleja en sus conclusiones que los hechos evidencian que el local, así como su terraza, han sufrido una evidente depreciación en su «valor de renta» o «valor de traspaso». También considera el agente de la propiedad inmobiliaria que el local no tendrá la imagen que tenía hace varios años, y ello se ha traducido en una disipación del número de clientes que acuden a esta zona del Passeig Marítim, así como el lógico desinterés de posibles inversores y las dudas que han surgido sobre la rentabilidad futura del negocio.