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Más de 70 muertos en un accidente aéreo en el aeropuerto de Buenos Aires

El avión no logró despegar por un fallo en la turbina y se estrelló tras una carrera descontrolada por una avenida de la ciudad

BUENOS AIRES/AGENCIAS
Decenas de policías, bomberos, peritos y especialistas, seguían ayer buscando entre los restos calcinados del boeing 737 de LAPA restos humanos de las víctimas del accidente ocurrido en la noche del martes ayer. Durante toda la madrugada se trasladaron cuerpos sin vida al depósito de cadáveres. Algunas fuentes dicen que han sido más de 70 los cuerpos trasladados. Uno de los fallecidos en este trágico accidente aéreo es el argentino, recién nacionalizado español, llamado Daniel Serrano Mancebo, según confirmaron fuentes diplomáticas. El fallecido, que tenía 46 años y era padre de tres hijos, era hijo de españoles, que procedían de la localidad salmantina de Béjar. La víctima era industrial avícola.

Por otra parte, el ministro del Interior, Carlos Corach, declaró que «es un día de luto para todos los argentinos», pués el accidente ha sido «una de las tragedias más importantes de la historia» de la aviación argentina.

El secretario de Salud del gobierno de la capital argentina, Héctor Lombardo, dijo que según los datos que recibió «aparentemente llega a 59 el número de cadáveres que se llevaron al depósito», desde el lugar del siniestro, frente al aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires.

Por su parte, la secretaria general de la Gobernación de Córdoba, Olga Ruitort, dijo a la prensa que el juez Gustavo Literas, a cargo de la investigación, le había informado de que se sacaron 54 cuerpos sin vida del avión accidentado, y que quedaban allí 32 más. Sin embargo, admitió que esa cifra puede modificarse.

El siniestro se produjo porque el avión no pudo despegar y se estrelló después de una carrera descontrolada, en la que arrancó las rejas que limitan al aeropuerto y atravesó la avenida Costanera frente al Río de la Plata. El aparato se disponía a viajar a Córdoba (a 700 kilómetros de Buenos Aires), por lo que gran parte del pasaje era oriundo de esa provincia.

Los equipos de rescate rastreaban también restos de los coches que el avión habría aplastado a su paso vertiginoso por la avenida Costanera cuando milagrosamente la mayoría de los vehículos que transitaban por allí estaban detenidos en un semáforo y no fueron arrollados por el avión. Los servicios de socorro extraían de la masa de hierros retorcidos restos de ropa, documentos, papeles, y todo elemento que pudiera ser de utilidad para identificar a las víctimas, y estimaban que había todavía restos humanos de los pasajeros que no pudieron escapar de la trampa de fuego. Además de las ambulancias trabajaron en el lugar del siniestro autobombas, camiones recolectores de basura, camionetas, grúas y patrullas de policía.

En declaraciones a la prensa al ministro del Interior indicó que las responsabilidades sobre el accidente «deben distribuirse de manera cuidadosa», una vez que concluyan los peritajes, y sostuvo que «no hay ninguna posibilidad» de que se haya tratado de un atentado, sino de «un fallo mecánico». Corach consideró que «este no es el momento para debatir» sobre el traslado del aeropuerto de Buenos Aires, situado cerca del centro y en una zona muy transitada.

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