Yvonne O'Brien había recibido recientemente una suma importante de
dinero de su país y le comentó a sus pocas amigas íntimas esta
circunstancia.
La británica acostumbraba a llevar un fajo considerable de billetes
entre sus ropas, pero no le daba demasiada importancia al dinero.
Los investigadores de la Policía Judicial no conocen de momento el
móvil del salvaje crimen, pero ayer por la mañana registraron la
vivienda para conocer si faltaba algún objeto de valor o dinero en
efectivo.
Sin embargo, las fuentes consultadas aseguraron que el asesinato de Yvonne responde a un ritual sádico y que no parece probable que el asesino entrara en su casa con la intención inicial de robarle. Los investigadores creen que el perturbado tenía claras sus intenciones, ya que la torturó durante mucho tiempo y hay indicios de que se recreó e incluso disfrutó con su macabra acción.
En el perfil del psicópata, que se dedicó a pintar de sangre las paredes o a arrancar y llevarse la mandíbula de su víctima, no parece «cuadrar» que se dedicara a hurgar en el anexo del chalet en busca de dinero o joyas, si bien la Guardia Civil no descarta ninguna hipótesis.