Yan Yü mató por despecho, obcecado por un amor no correspondido y sin importarle las consecuencias. Todas las pruebas le acusan y parece que él no lo niega pero, pese al hermetismo policial, hoy se conocerá oficialmente su versión de lo ocurrido la noche del pasado jueves puesto que Yan Yü tiene una cita ante la juez de Manacor.
Ultima Hora ha hurgado en el pasado de este
joven, con cara de 'niño bueno' y con un presente que habla de
tragedia y de un doble asesinato.
Yan Yú llegó a Canarias procedente de China en busca de un futuro
que en su país le estaba negado. Trabajó de cocinero pero pronto
hizo bueno lo que sus amigos decían: que se trata de una mente
inquieta. Yan hizo las maletas y se trasladó a Barcelona. En la
Ciudad Condal trabajó otro breve período de tiempo y llegó a
Mallorca. Mide aproximadamente 1'70 centímetros, es de complexión
delgada y de carácter taciturno. Entiende a medias el castellano
pero apenas lo balbucea. Se ha dicho de él que es un experto en
artes marciales y sus conocidos le definen como «conflictivo y
problemático». Desde su llegada a Mallorca ha mostrado un nulo
interés en integrarse, no ya en la sociedad mallorquina, sino
incluso entre la colonia de ciudadanos chinos que viven en la Isla.
Su carácter tozudo a veces denota, más bien, el producto de una
juventud mísera y díficil, que le ha conducido a una personalidad
desconfiada y huidiza. Yan Yü no tenía intención de entregarse a la
policía. Desde que cometió el doble crimen en Porto Cristo se las
ingenió para sobrevivir. Su tozudez, su ignorancia y, sobre todo,
sus limitaciones psíquicas hicieron que el joven albergara el sueño
de que podría escapar, él solo, al cerco policial que se había
establecido.