«La falta de organización impidió una ayuda más efectiva en Turquía», así se expresaba Joan Rosselló, uno de los dos mallorquines de Bombers Solidaris en su regreso a la Isla, después de su estancia en la zona afectada por el terremoto de Turquía.
El grupo de Joan Rosselló, que es experto en buceo, no ha podido entrar en la zona afectada por el seismo, debido a la escasez de comida y agua. Andreu Munar, el otro mallorquín de Bombers Solidaris que llegará mañana a Palma, ha participado activamente en la región de Golcuk y, el sábado por la mañana, junto con su grupo, pudieron rescatar a una mujer discapacitada, de 57 años de edad, que se encontraba con vida, tras permanecer 130 horas bajo los escombros.
Joan Rosselló llegó al aeropuerto de Son Sant Joan, procedente del aeropuerto de Manisses (València). Por la mañana, fue entrevistado en el programa «Gente de Verano» de Ultima Hora Radio.
"¿Cuál ha sido su actividad en Turquía?
"No he participado activamente. Hemos sido un grupo al que no nos
han dejado entrar, como consecuencia de la escasez de comida y
agua. La otra parte de nuestro grupo, en la que se encuentra el
también mallorquín Andreu Munar, sí que ha participado. Hemos
podido hablar con él y la situación es desoladora.
"¿En qué zona han estado trabajando?
"Han estado trabajando en la región de Golcuk, una zona industrial,
muy habitada. El grupo de Munar ha tenido la gratificación de poder
rescatar con vida a una mujer discapacitada, de 57 años de edad,
que llevaba 130 horas bajo los escombros. Es una experiencia muy
gratificante.
"¿Quién coordina las tareas de rescate?
"El ejército, junto con Protección Civil. Hay descoordinación con
los equipos que vienen de fuera. Se les ha desbordado un poco la
situación y no han sabido acabar de organizarlo. Hay falta de
previsión y ha entrado más gente de lo que su infraestructura podía
permitir.
"¿Es cierto, que han empezado a echar desinfectantes y cal viva
sobre los escombros para evitar epidemias?
"Efectivamente, se calcula que hay unos 30 mil sepultados y las
temperaturas son altas, por lo que las enfermedades están a la
orden del día. Lo que se necesita es personal sanitario, medicinas
y, sobre todo, alimentos.
"¿Cómo se siente, después de no haber podido participar?
"Con mal sabor de boca. Es muy positivo poder ayudar a la gente. Ya
estuve en Ruanda, en el tiempo del genocidio, y fue muy
gratificante poder prestar ayudar.