«En Villa Francisca te pueden matar por muy poco dinero. Vivimos catorce meses sin separarnos. Con el dinero que llevé de Mallorca compramos una lavadora y con el tambor confeccioné una batidora para fabricar magdalenas. Así me ganaba la vida y mantenía a mis hijos. Fueron días amargos, en los que nos comían los mosquitos, pero al menos estábamos juntos». Salvador Martín, el panadero de 46 años buscado por la Interpol desde mayo de 1998, por huir con sus dos hijos de 13 y 4 años, ha regresado a la Isla tras ser detenido hace días en Santo Domingo. Las autoridades judiciales le han prohibido acercarse a su mujer e hijos, pero Salvador lo tiene muy claro: «Nadie me arrebatará a Bryan y Sergio».
"¿Por qué huyó a la República Dominicana?
"No podía aguantar más y tenía que llamar la atención. Lo que me
estaba pasando era una injusticia tremenda; soy un buen padre, pero
mi mujer, con mentiras y haciéndose la víctima, consiguió engañar a
casi todos. Decía que la maltrataba, pero lo que he aguantado yo no
lo ha aguantado nadie.
"¿Lo tenía planeado?
"No. Fui al aeropuerto con Bryan, que entonces tenía 3 años, y con
Sergio, que tenía 12, y cogimos el primer vuelo, que era el de
Santo Domingo.
"¿Cómo se las apañaron hasta su detención?
"Llegamos con medio millón de pesetas y alquilamos un piso en Villa
Francisca, una zona pobre y peligrosa. Como soy panadero, lo
primero que hice fue comprar una lavadora y con el tambor fabriqué
una batidora para hacer magdalenas. Sergio era mi «jefe de ventas»
y así salimos adelante.
"¿Sabía que la Interpol lo buscaba?
"Era evidente y la verdad es que tardaron mucho en cogerme. Yo
facilité las cosas porque sabía que la policía de Palma había
«pinchado» el teléfono de un familiar y le llamé y le dije dónde
estaba. Era cuestión de tiempo que nos encontraran. Además nunca
cambié de domicilio.
"¿Cómo fue su vida en aquel suburbio?
"Al principio nos comían los mosquitos, luego nos acostumbramos.
Nos robaron varias veces y la policía te pedía sobornos para no
detenerte. Es otro mundo, pero también encontramos buena gente, que
nos ayudó. Incluso vivimos un huracán.
"¿Cúando lo detuvieron?
"Fue el 19 de julio. Se presentó la Interpol y les dije que los
esperaba. También les dije que no quería dramas delante de los
niños. Yo antes había hablado con el canciller español, porque
sabía que me quedaba poco tiempo, y le puse al tanto de todo. Mi
mujer nos esperaba en la comisaría y cuando vio a la niños ni los
besó. Nunca se ha comportado como una madre y eso es lo que me
duele. Separarme de ellos fue durísimo. Los dos niños y ella
volvieron a Mallorca en un avión ese día y yo lo hice al día
siguiente.
"¿Ha vuelto a verlos?
"No me dejan acercarme a ellos o a mi mujer. El mismo día que
llegué me citaron en el Grume de la Policía y hasta septiembre no
creo que el juzgado se pronuncie. Lo que tengo claro es que lucharé
por Sergio y Bryan, porque no quieren estar con su madre y sobre
todo porque ella nunca se ha comportado como tal. Hasta ahora he
pasado como el malo, pero soy un buen padre.
"¿Dónde vive ahora?
"En casa de un amigo. No he tenido problemas para volver a
trabajar, pero casi toda mi familia me ha dado la espalda por culpa
de mi mujer. Sólo quiero empezar de nuevo, pero con mis dos hijos a
mi lado.