Todo esto me trae sin cuidado

| Palma |

Cada día es más difícil redactar 25 líneas que no tengan que ver con las matanzas diarias de Israel. Cada día, a fin de no darles una tabarra insoportable, simulo que hay otros asuntos que me interesan. España, las tribulaciones del Gobierno, la ferocidad de la oposición, la ultraderecha europea, la IA, la crisis climática, el presidente de Estados Unidos, el porvenir… Cosas así, en fin, que ahora me traen totalmente sin cuidado ante el exterminio palestino televisado. Me cuesta un esfuerzo de contención extraordinario hablar de naderías, y más todavía hacer un párrafo cultural o literario.

Si como dijo el filósofo alemán Theodor Adorno «Después de Auschwitz no se puede escribir poesía», después de Gaza no se puede escribir de nada. Sólo del corazón de las tinieblas, que estamos viendo en casa desde hace casi dos años. Viendo es la palabra, porque no había ocurrido jamás. Genocidios atroces, incluso peores, hubo muchísimos, pero los conocemos por la historia, por documentales y lecturas, por ficciones cinematográficas. El horror, el horror, escribió Conrad. Jamás una generación pudo verlo a diario, a todas horas, sin que ni Europa, ni la ONU, ni la comunidad internacional, ni siquiera Woody Allen o Steven Spielberg digan esta boca es mía.

En serio, esto no había sucedido jamás. ¿Resistirá el Gobierno de Sánchez? ¿Habrá elecciones generales pronto? ¿Gobernará el PP con Vox para abolir docenas de leyes empezando por la de amnistía? ¿Se rendirá Ucrania? ¿Hará cada vez más calor? ¿Ganará el Real Madrid la próxima Champions? Si les digo la verdad, que hasta a mí me avergüenza, todo esto me trae sin cuidado. Me la sopla, me parecen fruslerías. Porque veo cosas que no había visto nunca, que sólo conocía de oídas, y me cuesta una barbaridad pensar en otra cosa.

Lo procuraba, pero tras la noticia de que Israel proyecta confinar a 600.000 palestinos, si acaso quedan tantos, en un campo de concentración en las ruinas de Rafah, hoy no puedo hacerlo. Discúlpenme. Se llamará ciudad humanitaria, y los palestinos podrán acceder voluntariamente, pero no salir. ¡Ciudad humanitaria! ¡Humanitaria! Esto recuerda el brutal cartel de Auschwitz. Y no es un bulo o broma sangrienta, lo proclamó el ministro de Defensa Israel Katz. Y nadie, ningún judío célebre, le ha contestado.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto