«Corruptissima republica plurimae leges…»

| Palma |

La traducción del título es: «En una república muy corrompida numerosas son las leyes». La obra: Anales de Tácito, III, XXVII, ‘in fine’. Es una cita clásica que parte del hecho de que de cuantas más leyes se disponga más arbitrariedad se puede ejercer en su aplicación. En la antigua Roma el derecho era monopolio de los patricios y los pontífices, quienes tenían acceso exclusivo a las leyes y procedimientos jurídicos. Este conocimiento estaba estrechamente vinculado a la religión y la astrología, y se consideraba una ciencia secreta reservada a una élite. Los plebeyos, no tenían acceso a este conocimiento dependiendo de los patricios para interpretarlas. Una de las reivindicaciones después de la época monárquica fue, precisamente, lograr la publicidad del derecho; lo que se consiguió a mediados del siglo V antes de JC. Cuando se dio a conocer la Ley de las XII Tablas.
La pregunta que flota es: ¿En qué medida es actual la cita de Tácito? Pues, la frondosidad actual del ordenamiento jurídico es semejante a un bosque selvático cada vez más espeso y umbrío, por ser los árboles cada vez más altos y exuberantes en hojas y ramas, cuyo número resulta incalculable. Lo que dificulta su tránsito y recorrido a su través.

En la China antigua, las leyes tampoco se publicaban para evitar la litigiosidad. En Mesopotamia ocurría lo mismo: solo las conocían las élites. Y, en el Egipto antiguo, el conocimiento, la interpretación y aplicación de las leyes quedaban en manos de los sacerdotes y los funcionarios.

En la actualidad la publicidad de las normas es indiscutible. «Pero la vieja tentación de burlar este modesto límite al poder del Estado retorna con frecuencia y se acude a medios indirectos para mantener una incertidumbre que favorezca el uso y aún el abuso de aquel poder. Un recurso bien conocido está en la forma de redactar las leyes». Es esencial –dice Latorre citando a Montesquieu– «(…) que las palabras de la ley despierten en todos los hombres las mismas ideas». «Lo que no ocurre si se hace uso de un lenguaje ambiguo o vago».

La frase de Tácito que principia estas líneas, en respuesta a la pregunta formulada, revela su crítica a los Estados corruptos, que según él, en sistemas políticos deteriorados, los legisladores tienden a crear gran cantidad de normas. No para promover el bienestar común, sino para aumentar e l control, tapar fallos o satisfacer intereses particulares.

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