En plenas celebraciones de lo que se llama genéricamente Orgullo –y que se refieren precisamente al orgullo de vivir la sensualidad y/o sexualidad de manera libre y despreocupada (es decir, sin necesidad de que haya ninguna persona y/o código que te diga cuál es la manera correcta o incorrecta de hacer lo que quieras con tu vida, en ese campo y en muchos otros)–, me doy de bruces de absoluta casualidad con una película que me suena haber visto en alguna ocasión, hace años, pero que solo ahora puedo comprender en su dimensión más profunda.
Semejante asunto lleva el ya explícito título de Algo más que colegas y, en ella, un joven John Hurt interpreta el papel de un policía homosexual que tiene que ayudar a un varonil y heterosexual Ryan O’Neal a introducirse en ‘su mundo’, ya que un asesino anda suelto en él. Y lo que en la magnífica A la caza, de William Friedkin, era un retrato fiel y descarnado de un submundo desconocido para la mayoría de la población, se convierte aquí en chascarrillo fácil con momentos reivindicativos o que al menos intentan serlo, ya que el chiste y el tópico están más que servidos.
Así las cosas, la película, que data de hace más de cuarenta años, nos arranca carcajadas a día de hoy no por los mismos motivos de entonces, sino por su tono paternalista y perdonavidas que, afortunadamente, es algo que la mayoría de la sociedad ha superado con creces. Y de eso sí podemos estar más que orgullosos, sean cuales sean nuestras preferencias amatorias.
Algo más que colegas
Házael | Palma |