Cuántas redadas se han llevado a cabo para acabar con el narcotráfico? ¿Cuántos han sido encarcelados? ¿Cuántas veces se intentado desmantelar el poblado para acabar con la situación? Innumerables, pero Son Banya es como el ave fénix, que resurge de sus cenizas cada cierto tiempo, el que los clanes tardan en «rearmarse» de nuevo y volver a poner en marcha la venta de drogas. Ni las demoliciones, ni los realojos, ni las detenciones… Nada ha conseguido acabar con este gran mercado de la droga. Los intentos de acabar con este asentamiento se remontan a los años 90 y desde entonces todas las medidas han fracasado y los proyectos, aprobados por todas las fuerzas políticas, han sido inútiles, por lo que la impotencia se ha adueñado de sus responsables. La última redada, en la que se detuvo a una veintena de personas, se incautaron grandes cantidades de heroína y un kilo de cocaína, así como otros estupefacientes y dinero en efectivo, ha puesto de manifiesto que hay que tomar medidas drásticas y urgentes para acabar definitivamente con este lugar.
Son Banya, ave fénix
María Luz García | Palma |