En una conversación entre el sacerdote y escritor francés Ernest Dimnet y el científico alemán Albert Einstein sucedió algo insólito, El sacerdote apuntó: «Con demasiada frecuencia nos olvidamos de que el genio, también, depende de los datos dentro de su alcance, que incluso Arquímedes no podría haber ideado los inventos de Edison», A lo que el germano le espetó: «La única cosa realmente valiosa es la intuición». (¡Asombroso! Parece sacado de una novela que narra el mundo al revés: el hombre espiritual defendiendo la veracidad de los datos, y el hombre científico poniendo en valor la intuición.
Hubiese sido fascinante asistir a esta imaginaria conversación que nunca se produjo, aunque las citas sí son ciertas. Éstas nos enmarcan la antesala de la situación socioeconómica y territorial que está atravesando Baleares. En un lado del cuadrilátero está la temporada turística que, nuevamente, ha batido récords. En el otro, están las externalidades de la omnipresencia turística (vivienda, nivel de vida, gentrificación...) que están generando un clamor popular en pro de la acción y de la toma de decisiones.
Fòrum de la Societat Civil, entidades ecologistas, entre otras voces, claman por una toma de medidas inmediata y aplicar el sentido común y la intuición popular. Govern, patronales, entre otras voces, defienden que necesitamos datos para analizar y consensuar en favor de los arquetípicos ‘pactos de Estado’ porque nunca son alcanzados. Seguir a ciegas a los primeros nos podría llevar al cortoplacismo que tanto daño sigue ocasionando por estos lares y a medidas contraproducentes en el medio plazo. Y hacer lo mismo con los segundos nos podría llevar al temido largoplacismo y al miedo a que la ejecución de medidas no llegue nunca a realizarse.
En la justa medida de ambas posiciones está la solución. En cualquier caso, para tomar decisiones hay que hacerlo en base a datos y a intuición.
De los datos empíricos y bien analizados dependerá que las opiniones estén debidamente formadas. Si los datos o los análisis no son buenos, la opinión sufrirá graves sesgos. Por no hablar de las opiniones fundadas en habladurías.
Y por otro lado debe entrar en escena la reclamada intuición de Einstein. No siempre se necesitan datos para tomar las decisiones correctas, porque al fin y al cabo, los datos nos ofrecen una fuente de información puramente material. Son muchos los científicos que defienden que la información no sólo proviene de la observación del mundo sensible, sino también del mundo suprasensible (¡Eureka!) donde mora una tremenda base de datos cuya vía de acceso es la intuición. Preguntémosle sino también a artistas plásticos, escritores, poetas, escultores, filósofos y grandes intelectuales.
Vamos con un ejemplo, La Mallorca deseada por los mallorquines está siendo estudiada por la Sociedad Homo Turisticus cuya investigación basada en 300 encuestas (acceso en https:/homoturisticus.info) destaca que más de un 40 % no quiere que Mallorca siga dependiendo del turismo y más de un 30 % no lo tiene claro. Correlaciones e inferencias estadísticas corroboran esta tendencia. Sin embargo, personajes destacables de la sociedad y de la economía que participan de las tertulias del libro Turisme o no turisme? apoyan la diversificación socioeconómica para que Mallorca no tenga todos los huevos en la misma cesta superando así el típico temor de: ¿Y de qué otra cosa puede vivir Mallorca?