acendrado, da
Del part. de acendrar.
1. adj. Dicho de algo como una cualidad, una conducta, etc.: Puro y sin mancha ni defecto.
Están a la orden del día las protestas ecologistas y vecinales contra nuevas implantaciones de parques solares en suelo rústico. Nada sorprendente es el oído sordo que hacen las autoridades ante las quejas populares. Nuevamente me sorprende la facilidad que los gobernantes ponen para que grandes empresas e inconstitucionales monopolios puedan hacer negocio con lo que, en teoría, es de todos, el sol; porque no dude ni un minuto que usted y yo seguiremos pagando el recibo por consumo de electricidad, venga o no de fuentes sostenibles, gratuitas y menos contaminantes.
En proceso de montaje se encuentra una impresionante superficie al norte de nuestro más representativo polígono industrial. Quedo perplejo mirando las estructuras metálicas que soportarán las placas y no me cuesta imaginar kilómetros de techos en las naves que componen el núcleo urbano más cercano; sin duda, las cubiertas de los pabellones industriales no sirven más que para proteger de las inclemencias y un recubrimiento de planchas no supondrían ningún tipo de sacrificio en sus usos.
Las revoluciones empiezan con el gesto de algunos individuos. No parece muy descabellado que una comunidad de propietarios decida instalar en su infrautilizada azotea comunitaria unas láminas para generar energía solar; puede que se les ocurra hacerlo con un armazón elevado, a modo de porche, que les permita seguir disfrutando el espacio que les proporciona mentado terrado y que la práctica demuestre la importante reducción en las facturas de gasto eléctrico.
Cabe que el efecto de una sola colectividad no implique preocupación para los monopolistas de energía eléctrica; pero si la experiencia se cuenta a otros vecinos y a amigos, no pasará mucho para que surjan imitadores y tal vez terminemos consiguiendo que la energía producida por el bien común que es el sol termine teniendo el coste que corresponde a todos y no a unos pocos privilegiados por la varita mágica de nuestros incapacitados gobernantes.
No olvide que somos mayoría, que podemos imponer nuestras condiciones, que no es obligatorio continuar pasando por el aro y que la unión hace la fuerza.