Abdón Prats y Sergi Darder, aquellos niños que hacían diabluras en Ses Pesqueres, escogieron el mejor día para volver a reivindicarse. Para volver a acaparar elogios y portadas. El delantero asumió la responsabilidad para lanzar el penalti y marcar un gol de oro. Y el centrocampista, en su mejor actuación vestido de rojillo, exhibió galones. Se echó el equipo a la espalda en los momentos complicados para dar la pausa necesaria y aportar equilibrio en el alambre.
Uno de los méritos de Jagoba es que tiene a todo el vestuario enchufado. Desde los porteros –ayer apostó de nuevo por Leo Román– hasta a los hombres de arriba, pasando por el resto de líneas. Larin y Abdón Prats pasaron del ostracismo a la titularidad y el artanenc resultó determinante.
El triunfo sirve para cimentar la idea del técnico, diametralmente opuesta a su antecesor. Tiene fondo de armario y lo exprime. Robert Navarro dejó destellos de su talento y el guante izquierdo de Mojica es una delicia... aunque la clave fue la conexión de Artà.