Resulta difícil entender que un asunto tan común como la menopausia siga siendo tabú en pleno siglo XXI; pero, lamentablemente, lo es. Históricamente, el sexo femenino ha estado en situación de inferioridad; y, en muchas ocasiones, lo sigue estando actualmente. Por ello, reconocer que una mujer puede estar más cansada por no haber dormido bien, tener despistes por el cansancio acumulado o estar más sensible por una cuestión hormonal pueden incrementar esa sensación de inferioridad. Muchas mujeres llevan en silencio todos estos síntomas que se producen durante la menopausia, e incluso, unos años antes. El hecho de no poder compartirlos hace que la angustia sea doble. Al malestar que generan todas estas molestias, hay que sumar la incomprensión y la soledad que ocasionan no poder expresar ese malestar, que puede llegar a ser muy duro.
Afortunadamente, muchas de las afectadas están poniendo remedio y están pidiendo ayuda a los profesionales de la salud mental. Sin lugar a dudas, afrontar esta etapa con las herramientas adecuadas es mucho más reconfortante.
Por ello, considero que es fundamental que un asunto que afecta a la mitad de la población deje de ser un tabú. Es muy importante que se hable, que las mujeres sepan que es normal sentirse cansadas, tener despistes o días tristes. Aunque los sofocos son los síntomas más habituales, los citados con anterioridad también lo son.
Con la menstruación sucede algo parecido. Aunque creo que se está comenzando a superar ese tabú, aún queda mucho camino por recorrer. El hecho de que la dismenorrea se haya reconocido como un motivo de baja laboral, está ayudando a muchas personas a entender lo duro que puede llegar a ser para algunas mujeres, tanto como cualquier otra patología por la que está normalizado ausentarse del trabajo.