El Mallorca es un sentimiento, miles de mallorquines invadieron Sevilla en la mayor movilización que se recuerda. Muchos recordarán esta cita como una de las mayores aventuras que han vivido en su vida. A los mallorquines pocas cosas nos motivan, somos más bien flojos, insípidos, aburridos, pero el Mallorca nos pone, nos une, nos hace sentir una comunidad, por encima de la política, de las ideas, de las filias, de las fobias. Superamos que el negocio sea propiedad de un americano, poco nos importa, al final, el Mallorca es nuestro y nos da igual que sea otro el que gane dinero con ello. Es emoción. Seguramente, pocas cosas nos unen a todos y eso es motivo de celebración. Nunca se han movilizado tantos mallorquines por algo. Lo más importante de las cosas menos importantes: el fútbol. Con los años, los niños, que tuvieron la suerte de ir acompañados de sus mayores, recordarán toda la vida una experiencia única y memorable. Envidia me dan los que estuvieron en Sevilla, que ganaron antes del partido. El Mallorca perdió con orgullo, con la cabeza bien alta, en manos de la suerte, que esta vez cayó de la parte del Bilbao. Nada resume mejor el carácter mallorquín que saber que ya habíamos ganado antes de empezar. Ahí está la grandeza de este pueblo. No tendremos que esperar veinte años más, porque este proyecto tiene más futuro que pasado.
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