Seguramente debería escribir sobre el sainete de mal gusto de Vox Baleares. O de la poca vergüenza y falta de memoria al PSOE. Recordarle que el mismo sainete se vio con la presidenta Huertas del Parlament en época del Pacte de Progrés. Pero me aburre escribir sobre lo intrascendente y voy ha hacerlo sobre mi adorada Sonrisa Médica. Es de vital importancia y precisa justicia política, ya que el reconocimiento de profesionales y pacientes ya la tiene. Esta tierra nunca podrá agradecer a Miquel Borrás, su inteligencia visionaria fundando este regalo para Balears. Su preciosa hija Laura estaba ingresada en un hospital de París, vio unos payasos entrar en su habitación para arrancarle una sonrisa. Su padre, como un lince, vio su trascendencia y la importó hace treinta años a Son Dureta. Desde entonces aportan una carga de empatía, generosidad, inteligencia emocional y ternura que son indescriptibles. No voy a hablar desde el punto de vista neurocientífico, de la importancia de la risa sobre todo lo sistémico. Estimula el sistema inmunitario, regula todos lo circulatorio, mejora la neurotransmisión, etcétera.
No tengo palabras, ni soy capaz de describir mi fascinación por sus personajes, mejor dicho, sobre las personas que encarnan el payaso. Tuve el privilegio de poder compartir una conversación con Camil Casanovas, el Enfermero Aspirino. Fue enriquecedor, me encontré con un hombre que destilaba inteligencia, ternura y empatía. Con capacidad de intuir en décimas de segundo como entrar en el abismo del sufrimiento humano, buscando atajos para amortiguarlo. Fue un regalo de Dios porque estas personas te reconcilian con la humanidad y su decrepitud en valores. Llevan treinta años trabajando. Desde entonces, han creado una organización ya presente en hospitales públicos de las Islas. En geriátricos, donde su labor es maravillosa. Pero como siempre, la política llega tarde y mal. Hace poco se aprobó una PNL en el Parlament para su reconocimiento profesional. Se necesita ser un imbécil o hipócrita o primar la economía de la gestión pública para no haber regularizado su profesionalidad. Ellos se denominan payasos de hospital, pero son terapeutas emocionales. En EEUU ya se ha creado un instituto de investigación en terapia emocional, que conozco. En Europa, un país nórdico también va en esta línea. Aquí, en la inopia. Por todo ello, suplico que se cree en la escala de especialidades y asistencia que los reconozca como terapeutas emocionales. No solo son payasos, son terapeutas emocionales. Realizan desde el punto de vista asistencial un trabajo especializado aún no reconocido en este país. Si el IB-Salut lo hace, será la primera comunidad europea. Seremos pioneros y nos reconocerán en toda Europa como la vanguardia asistencial. Nos sentiremos orgullosos. Confío en la consellera para que, con su sensibilidad, lo ejecute. Gracias anticipadas.