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El rey no puede equivocarse

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Un rey de un país democrático, un monarca constitucional, no puede equivocarse. No puede porque en esa monarquía el rey es políticamente irresponsable. Siempre hay una persona que debe responsabilizarse de los actos del rey. Tampoco puede porque, a diferencia de los responsables políticos confrontados con las urnas cada 4 o 5 años, los monarcas necesitan el plebiscito diario de la población sobre su desempeño. Los errores se pagan muy caros. Admitamos la posibilidad del error, pero digamos más claramente que un rey constitucional no debe equivocarse. En el pasado les podía ir la vida. Hoy en día les puede ir el cargo y el futuro de la institución. Como no puede ni debe equivocarse es vital que tenga a su alrededor personas de su total confianza. Gente que le impida, como en el cuento de hadas de Andersen que un niño grite «el rey está desnudo», que diga de manera ingenua lo que sus consejeros no se habían atrevido a decir.

El rey Felipe VI acaba de anunciar el relevo del Jefe de la Casa del Rey. Prescinde de Jaime Alfonsín quien ha sido su mentor cerca de 30 años y nombra a Camilo Villariño un diplomático con buena fama como funcionario y con muy escasa o nula experiencia política. Si es la persona adecuada para el momento actual habrá que verlo más adelante, pero recordemos que el rey no puede equivocarse. Necesita rodearse de personas que en vez de decirle «sí señor» le digan con absoluta claridad que es lo que no puede hacer. De momento nombra a alguien de su generación, algo que ya hizo en su día el rey Juan Carlos. A veces puede ser un síntoma de que ya no se tiene paciencia para escuchar a los mayores y se siente con fuerza suficiente para imponerse a los de su misma generación. Sería un grave error.

Sabemos que Camilo Villariño iba a ser embajador en Rusia y que el ministro Albares lo impidió. No es un buen augurio para el Rey que su nuevo jefe de la Casa tenga una cuenta pendiente con el Ministro de Asuntos Exteriores ni que fuese al revés. Por otra parte, creo que el Rey se equivoca (¿pero no habíamos quedado que el rey no puede equivocarse?) al nombrar a Jaime Alfonsín como consejero privado suyo. En un sistema de Monarquía constitucional, el rey no puede tener consejeros privados. No hay espacio para esa figura. ¿Qué criterio va a prevalecer, el del jefe de la Casa o el del consejero privado? Cuando uno se va, tiene que irse. No puede quedarse a medias. Te vas, pero te quedas no sirve. Mal panorama si el rey se equivoca.

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