En Davos se ha manifestado la preocupación de los ciudadanos con los políticos, su mediocridad, pero sobre todo su falta de empatía con el pueblo, construyendo relatos anodinos y fabricados en la Moncloa por el dictador Sánchez, son los responsables en España. Nos importa cero la movida de Puigdemont, el catalanismo y sus luchas internas. Se necesita ser imbécil para caer en la estrategia de Junts. Quieren el regreso del líder para ganar las elecciones catalanas. En Madrid saben, pero parecen ignorarlo que la guerra entre Junts i ERC es por el poder, no por amor a Catalunya. El CIS acaba de publicar que las dos primeras preocupaciones de los españoles son la economía y la sanidad. La impresentable movida de los pellets, comparándolo con el Prestige es un relato cutre fabricado en Moncloa por las elecciones gallegas. El montaje sobre la discapacidad es otro fuego artificial de distracción. Solo deberían pedir disculpas por la tardanza en resolver una flagrante humillación hacia las personas con discapacidad.
Ahora lo venden como una heroicidad. Los verdaderos puntos estratégicos deberían dirigirse y confitar consensos y soluciones en lo trascendental. Injusticia entre comunidades, Sanidad, Educación y Economía. Estamos a las puertas de la tercera guerra mundial. Posible regreso de Trump. Conflicto del mar Rojo, trascendental para el transporte de mercaderías. Ello solo descompensará inflación y aumento de gasto familiar. Inmigración descontrolada. De ello no hay debate parlamentario ni aporte de soluciones y estrategias. Realmente desolador el comportamiento de los políticos. Hay que dedicar gasto en Sanidad con cifras importantes. Resolver la Atención Primaria, pero para ellos faltan medidas estructurales, no maquillaje y mentira. Necesitan aumentar el número de plazas para especialistas en el MIR, crear medidas solventes para evitar que nuestros médicos, que hemos formado con nuestros impuestos se vayan de España por la miseria en contratos. Evitar la fuga y cansancio de nuestros investigadores de nivel mundial que se van por la humillación constante del Estado. Dejar el postureo de la ministra de Educación y afrontar el decrépito trato a los docentes. Regreso a la cultura del esfuerzo. Estamos en un momento crucial, debemos exigir verdad y respeto. Los medios de comunicación no deben prestarse a proclamar los relatos fabricados en la sala de máquinas de los partidos. Cuestionar y criticar la farsa política. Si no lo hacen el estallido social está en el horizonte y el regreso de la extrema derecha mundial también.