Si ustedes son lectores veteranos de esta columna, tal vez recuerden que hace un tiempo ya dedicamos una reflexión a una noticia acerca del retiro de unas luces de Navidad que resultaban obscenas a la vista por su similitud con unos genitales masculinos. En aquella ocasión, aclarábamos que la noticia era falsa (es decir, que estaba concebida desde el principio como una broma), pero que tal vez llegaría el momento en el que tendríamos que asistir a algo semejante… ¿Y qué acaba de ocurrir en este 2023 que ahora despedimos? Pues que, como suele suceder a menudo, la realidad supera a la ficción, y hay personas empeñadas en facilitar mi trabajo de una forma sorprendente. El caso es que en el Ayuntamiento de Tordesillas han optado por retirar una de las figuras de la iluminación callejera navideña porque representaba a un hada vista de perfil (o más bien la silueta de un hada) a la que, según un vecino, se le marcaba el pezón en exceso. Y más allá de que así fuera o dejase de ser (desde luego, y a tenor de las fotografías publicadas en la prensa que yo haya podido ver, para observar algo semejante hay que tener una mente mucho más perversa de la que tengo yo mismo, y eso es decir mucho), el hecho en sí es, cómo no, la inmediata reacción del Ayuntamiento ante una queja que tiene mucho de surrealista y poco de realista, sobre todo teniendo en cuenta que a nadie que le moleste el gasto energético o la contaminación lumínica (asuntos pero que muy reales) parecen hacerle ningún caso.
Eros y luces navideñas
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